Sangre y pasión barroca

Seguimos celebrando la Semana Santa en la capital murciana. A partir de hoy comienzas las celebraciones más importantes tanto para visitantes como para los habitantes de Murcia. Los acontecimientos más importantes de estos días son los siguientes:

MIÉRCOLES SANTO

El Miércoles Santo es para los murcianos uno de los días más esperados del año. Toda la ciudad está pendiente de la procesión de la Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Esta procesión fue bautizada cariñosamente por los murcianos como la de los “coloraos”, debido al color bermejo de las túnicas que visten sus más de cuatro mil nazarenos. La popular cofradía, fundada en 1411, tiene su sede en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en el barrio del mismo nombre, aunque conocido popularmente como “El Barrio”. La mayoría de los nazarenos provienen de las pedanías de la huerta próximas al núcleo urbano.
Uno de los enclaves más bellos para presenciar el paso de esta procesión es el Puente Viejo o Puente de los Peligros, donde los pasos se reflejan en las aguas del río Segura.
Pero en la mañana del Miércoles Santo debemos abandonar por unos momentos el Barrio del Carmen porque desde otro rincón de la ciudad reclaman nuestra atención.
A las doce del mediodía, desde el convento de clausura de las Madres Agustinas, se traslada la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Titular de la cofradía, que rinde culto a su advocación y que es popularmente conocida como la de los “moraos” por el color de sus túnicas. Esta imagen, que ha permanecido en la clausura conventual desde el último viernes de Cuaresma, regresa a la iglesia de la cofradía discurriendo por las calles del Barrio de San Andrés. Sus mayordomos-estantes visten una túnica penitencial morada, al igual que lo harán el Viernes Santo y también, como en ese día, caminan descalzos. Acompañan al cortejo todos los nazarenos que han salido durante la mañana para realizar la tradicional Convocatoria. Como muestra de unión entre las dos cofradías más antiguas de la ciudad, el pendón mayor de “los moraos” es portado por un mayordomo de la Sangre, a cuya procesión le faltan escasas horas para salir a la calle.

La procesión de “los coloraos” comienza a las siete de la tarde. Los pasos que podemos ver en esta procesión son:
- La Samaritana, del escultor Roque López (1799)
- Jesús en casa de Lázaro, del escultor José Hernández Navarro (1985)
- El Lavatorio, del escultor Juan González Moreno (1952)
- La Negación, de los escultores Nicolás de Bussy (1699) y Gregorio Molera (1947)
- El Pretorio, conocido popularmente como “el paso del Berrugo”, de los escultores Nicolás de Bussy (1699), Sánchez Lozano (1945) y Gregorio Molera (1947)
- Las Hijas de Jerusalén, del escultor Juan González Moreno (1956)
- Santísimo Cristo de las Penas, del escultor José Hernández Navarro (1986)
- Santísimo Cristo de la Sangre, del escultor Nicolás de Bussy (1693)
- San Juan, del escultor Juan Dorado Brisa (1905)
- La Dolorosa, del escultor Roque López (1787)


Hay varios aspectos que llaman la atención al presenciar el cortejo de los “coloraos”. En primer lugar, la gran participación de nazarenos, más de cuatro mil. También la gran cantidad de niños que van en la cabeza del cortejo. Otro detalle significativo es la entrega de caramelos, habas tiernas y otros obsequios, así como la presencia de varias secciones de “carros bocina y timbales” que acompañan a algunos pasos de la cofradía, la numerosa presidencia de la procesión (con la presencia de todos los alcaldes pedáneos de la huerta de Murcia), la luz de cera en todos los pasos y el extraordinario adorno floral del paso de La Dolorosa .
La archicofradía invierte más de seis horas en realizar su recorrido, dándose la circunstancia de que cuando está terminando de salir a la calle, la cabeza del cortejo se encuentra cerca de la iglesia del Carmen para empezar a recogerse.



JUEVES SANTO

A primera hora de la mañana del Jueves Santo empieza la actividad en la privativa iglesia de Jesús, en la plaza de San Agustín, donde tiene su sede la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Los llamados popularmente “moraos” preparan su desfile procesional del Viernes Santo. A las ocho de la mañana del jueves un reducido número de mayordomos y cofrades asisten en el interior de la iglesia a una misa muy peculiar, que se celebra alrededor del paso de la “Última Cena” de Salzillo y en la que el sacerdote ocupa el lugar de Jesús en la cabecera de la mesa, donde se consagran el pan y el vino.
También en la mañana del jueves podemos asistir a dos traslados. El primero es el que realiza la Cofradía del Santo Sepulcro llevando la imagen del Santísimo Cristo de Santa Clara la Real desde el convento monasterio de las Madres Clarisas (donde se encuentra la imagen todo el año) hasta la iglesia de San Bartolomé, sede de la entidad nazarena y de donde partirá la procesión el Viernes Santo. El punto más emotivo de este traslado tiene lugar en la plaza de Santo Domingo, donde la imagen de la Virgen de la Soledad espera a la del Crucificado para partir juntos.
El segundo de los traslados tiene lugar en la iglesia de San Miguel y lo realiza la Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, llevando a su imagen Titular hasta su trono, situado en la iglesia-museo de San Esteban, de donde sale la procesión en la tarde del Viernes Santo. Este traslado, pese a ser muy corto, es muy emotivo y se realiza en medio de un respetuoso silencio.
Ya por la tarde, a las puertas de la privativa iglesia de Jesús, en la plaza de San Agustín, se dan cita las campanas de auroros que acuden para entonar sus “Salves de Pasión”. Estas hermandades (compuestas la mayoría de ellas únicamente por hombres) utilizan únicamente sus voces como instrumento musical y acompañan sus cantos con el sonido metálico de una pequeña campanita. Su origen se remonta al siglo XVI y tienen la misión de recorrer los caminos de la huerta, en las diferentes épocas del año, entonando salves en honor de la Virgen.
A las diez de la noche , desde la iglesia de San Lorenzo, sale la Cofradía del Santísimo Cristo del Refugio, fundada en 1942. La Procesión “del Silencio” realiza su recorrido con las luces de la calle apagadas y en medio de un impresionante silencio por parte de nazarenos y espectadores. Únicamente el cántico de corales, orfeones, auroros y tunas rompen ese silencio entonando cantos en honor del Crucificado. Procesionan un solo paso con la imagen del Santísimo Cristo del Refugio, obra anónima del siglo XVII. Los cofrades visten túnica de raso negro con antifaz morado y no reparten ningún obsequio durante la procesión. Su estética se asemeja a la andaluza y en paso del Cristo se mueve a golpes de campana, tal y como se procesiona en Málaga. Sus cofrades tienen un voto de silencio que les obliga a guardarlo desde el primer momento en que comienzan a vestirse de nazarenos, teniendo que salir de sus casas con la cara cubierta y permanecer en el anonimato hasta su vuelta.
Es impresionante su recogida, pues en la calle que conduce a la iglesia de San Lorenzo, sus nazarenos permanecen arrodillados hasta que llega el paso del Cristo del Refugio.
También durante esta noche procesiona la Real, Muy Venerable, y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Los nazarenos de esta cofradía, vestidos de rojo y negro, salen de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen a las once y media de la noche, portando dos pasos:
- El Cristo de la Humillación, obra anónima del siglo XVII
- Nuestra Señora de la Soledad, del escultor Gregorio Fernández-Henarejos Martínez (2004)



VIERNES SANTO

El primer acto típico de las primeras horas del Viernes Santo es ver la recogida de la Cofradía del Refugio, y acudir después a la plaza de San Agustín para ver la salida de la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que sale, desde hace más de cuatrocientos años, a las ocho de la mañana. Esta es una de las procesiones más representativas y conocidas mundialmente gracias a sus obras de arte, de valor incalculable.
Más de cuatro mil nazarenos, entre penitentes, mayordomos, estantes, promesas y secciones de bocinas, visten túnicas moradas, y muchos de ellos caminan descalzos durante más de ocho horas de desfile procesional.
La procesión tiene momentos muy intensos, como la salida del templo, con la compleja maniobra que realizan sus estantes para sacar los pesados pasos por la pequeña puerta del templo, y la entrada al mismo, con una dificultad similar a la de la salida, pero sumándole a ésta la fatiga de ocho horas de procesión.
Los pasos que procesionan, por orden de salida, son los siguientes:
- La Santa Cena, del escultor Francisco Salzillo (1763)
- La Oración en el Huerto , del escultor Francisco Salzillo (1754)
- El Prendimiento, del escultor Francisco Salzillo (1763)
- Los Azotes, del escultor Francisco Salzillo (1777)
- La Verónica, del escultor Francisco Salzillo (1755)
- La Caída , del escultor Francisco Salzillo (1752)
- Nuestro Padre Jesús Nazareno, obra anónima (1600)
- San Juan , del escultor Francisco Salzillo (1756)
- La Dolorosa, del escultor Francisco Salzillo (1755)

Una de las tradiciones más hermosas que se conservan en esta cofradía está en ver salir la procesión, pues, según la tradición popular, el primer rayo de sol de la mañana coincide con la salida a la calle de la Dolorosa, alumbrando su rostro.
Apenas dos horas después de que se recoja la procesión de los “salzillos” (aproximadamente a las seis y cuarto), la cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia está lista para salir. Los nazarenos salen de la iglesia de San Esteban, donde hace más de cincuenta años se creó esta entidad nazarena. Sus hermanos visten túnica negra de raso y terciopelo con capuz magenta, y reparten caramelos y obsequios a lo largo del recorrido. Este cortejo saca en procesión tres pasos:
- El Santísimo Cristo de la Misericordia (titular de la cofradía), del escultor Domingo Beltrán (siglo XVI)
- El Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo, del escultor José Hernández Navarro (2001)
- La Santísima Virgen de la Misericordia, del escultor Sánchez Lozano (1922)


A las siete y cuarto, siguiendo el mismo recorrido procesional de la anterior, sale desde la iglesia de San Bartolomé la Real, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Servitas de María Santísima de las Angustias.
Esta cofradía procesiona un solo paso, que representa a la Virgen en el momento en el que han depositado en su regazo el cuerpo sin vida de Jesús. Es obra realizada por Francisco Salzillo en 1740. Los cofrades, que invierten en el recorrido unas cinco horas, visten túnica de terciopelo negro con capuz de raso del mismo color y fajín azul celeste, color de la orden de Servitas.

A las ocho menos cuarto de la tarde procesiona la Real y Muy Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo, con sede en la iglesia de San Bartolomé. Esta es la procesión “oficial” de Murcia, a la que acuden, formando parte de su presidencia, autoridades civiles, clero y representación de todas las demás cofradías que conforman el Real Cabildo Superior.
Los nazarenos visten túnica de terciopelo negro y capuz en raso del mismo color. El escudo de esta entidad nazarena visible en sus túnicas penitentes, es la Cruz de Jerusalén, también conocida como la Cruz de los Caballeros del Santo Sepulcro. Cinco pasos y hermandades salen a la calle:
- El Santísimo Cristo de Santa Clara la Real, del escultor Francisco Salzillo ( 1770)
- La Santísima Virgen de la Amargura, del escultor Juan González Moreno (1946)
- El Santo Sepulcro, del escultor Juan González Moreno (1941)
- San Juan Evangelista, del escultor Juan González Moreno (1952)
- La Santísima Virgen de la Soledad, obra anónima realizada en el siglo XVII
Esta procesión recorre en unas cuatro horas las calles del centro de la ciudad acompañada por los representantes de todas las cofradías de la ciudad, que visten sus respectivas túnicas penitenciales.