Ya llega la Semana Santa

Por una razón o por otra, Murcia siempre está en fiestas. Y la llegada de la primavera hace que estalle todo el colorido y la alegría de esta tierra. El ambiente primaveral se respira en las calles de Murcia, el cielo tiene un color especial. El aroma de azahar, tan típico del Mediterráneo, empieza a confundirse con el olor del incienso y de la cera de las velas. La Semana Santa convierte las calles de Murcia en museos que enseñan a murcianos y visitantes la alegría, el colorido y el arte de la imaginería religiosa barroca. Desde el miércoles de ceniza la ciudad se va transformando poco a poco y se suceden los actos nazarenos que preceden a lo que serán las celebraciones de Semana Santa, que abarcan el periodo comprendido entre el Viernes de Dolores y el Domingo de Resurrección. La pasión por el barroco es una de las características más importantes de la Semana Santa murciana. Pero hay una cosa que sin duda no se ve en el resto de España: la alegría con que se celebran las procesiones y el reparto de caramelos, huevos duros, monas, etc. Según se dice, ésta es una costumbre antiquísima: viene de las oleadas de hambruna del siglo XV, en las que los nazarenos repartían comida entre los que no tenían nada para alimentarse. Este gesto dio lugar a una tradición que ha permanecido hasta nuestros días.
La variedad de procesiones hace que la Semana Santa murciana sea única en el mundo y una de nuestras principales señas de identidad. Durante estos días, algunas de las obras de arte que normalmente están en los museos salen a la calle para ser portadas a hombros por unos nazarenos que, ataviados con una singular vestimenta demuestran año tras año su devoción.